ENSÉÑAME
Señor, a ser Maestro como tú:
A ver en cada alumno el hombre y la mujer que tú soñaste.
DAME
Tu sabiduría de Dios, tu amor de Padre, tu paciencia de Maestro
DIME
Cómo hay que hablar al niño pequeño, al inseguro adolescente, al joven lleno de ilusiones,…cómo llegar a cada uno y respetar su ritmo.
RECUÉRDAME,
Señor, al entrar cada mañana en mi clase que aún me falta por explicar la lección más bonita, la más interesante, aquélla que sólo yo puedo decir, porque es la lección de mi vida la palabra de tu Evangelio y el amor de tu Madre.
Quiero guardar para ellos, mis alumnos, las mejores palabras, y un rincón grande en mi vida.
Quiero enseñarles a volar en libertad, llenar su vida de ilusión y de esperanzas y, sobre todo, llenarlos de Ti.
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